Lo que al yoga le importa

Al yoga no le importa como se ve tu pelo.
Al yoga no le importa si te adhieres al vegetarianismo, si comes carne o si sabes lo que es el kombucha.
Al yoga no le importa cuando fue la última vez que practicaste, si fue ayer, seis meses atrás o nunca.
Al yoga no le importa que tipo de mat tienes, nuevo o carcomido por las uñas de tus pies.
Al yoga no le importa si al llegar estás de mal humor o sin energía.
Al yoga no le importa en qué religión crees.
Al yoga no le importa qué color de piel tiene o de qué genero es la persona que amas.
Al yoga no le importa la marca impresa en la etiqueta de tus pantalones.
Al yoga no le importa si sabes lo que significa la palabra “yoga”.
Al yoga no le importa cuánto dinero tienes, la casa en la que vives, el auto que manejas.
Al yoga no le importa si eres flexible.
Al yoga no le importa si te caes en Trikonasana.
Al yoga no le importa si se te escapa un gas durante la práctica.
Al yoga no le importa si alguna vez en la vida llegas al paro de cabeza.
Al yoga no le importa si sientes incomodidad al entonar Om o decir Namasté.
Al yoga no le importa si usas un mala.
Al yoga no le importa si tomas smoothies de frutas o jugo de aloe.
Al yoga no le importa si eliges el fondo de la clase o la primera fila para practicar.
Al yoga no le importa si te quedas para la meditación o la relajación final o huyes como si se incendiara la habitación.
Al yoga no le importa si puedes poner tu pierna por detrás de la cabeza o meter tu cabeza en tu propio trasero.
Al yoga no le importa si sabes lo que la respiración Ujjayi es.
Al yoga no le importa si fumas o tomas whisky.
Al yoga no le importa si necesitas dejar la clase a la mitad porque te sientes deshidratado y tienes que ir a buscar agua.
Al yoga no le importa si eres hombre y tiene que usar colita para sacarte los pelos de la cara.
Al yoga no le importa si tu mente salta como un mono de una cosa a la otra y te domina.
Al yoga no le importa tu edad, el color de tu pelo no afecta a tu práctica.
Al yoga no le importa si haces ayunos o retiros “detox”.
Al yoga no le importa si te pasas la hora y media temblando para sostener un asana.
Al yoga no le importa si solamente sientes comodidad practicando en retiros a más de 50 kilómetros de la ciudad.
Al yoga no le importa si te pasas la clase entera en la postura del niño.
Al yoga no le importa a qué partido político votaste o vas a votar.
Al yoga no le importa tu estado civil.
Al yoga no le importa si te gusta Rumi.
Al yoga no le importa si te gusta tu profesor.
Al yoga no le importa si completaste un desafío de 30 días ininterrumpidos de Sadhana.
Al yoga no le importa qué versión de la rueda haces en la práctica.
Al yoga no le importa si compras comida orgánica.
Al yoga no le importa el color de la ropa con la que te vistas.
Al yoga no le importa si te acordaste de afeitarte las axilas.
AL YOGA LE IMPORTA QUE HAYAS VENIDO.

Traducción del texto original de Jane Robinson

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